El antisemitismo, o el miedo y el odio al pueblo judío, ha experimentado una larga historia de expresión desde los días de las antiguas civilizaciones, originado en su mayoría en las civilizaciones precristianas y cristianas europeas.
El Renacimiento, el Siglo de las Luces y la era del Imperialismo llevó a un aumento de expresiones no religiosas de fobias y escándalos antisemitas en todo el continente, aun cuando el continente había experimentado una serie de revoluciones políticas; en la época en la que se establecieron regímenes republicanos y no monárquicos, el nacionalismo romántico etnocentrista y los movimientos sociales empezaron a ser los principales instigadores del antisemitismo. De esto son un ejemplo las políticas de la Unión Soviética y la Alemania nazi en la primera mitad del siglo XX. A lo largo de dicho siglo, la institucionalización de dicha violencia antisemita se instauró en toda Europa y se extendió al mundo árabe y a otros países de mayoría islámica.[1] En pleno siglo XXI, la izquierda antisemita es la principal motivadora de conductas antisemitas en Europa, debido a la caída del nacionalismo étnico (ilegalizado en muchos lugares de Europa) después de la Segunda Guerra Mundial y la consolidación de la Unión Europea.
Desde 2000, el antisemitismo ha aumentado significativamente en Europa, con ataques verbales a los judíos y vandalismo como grafitis, quema de escuelas judías, desacralización de sinagogas y cementerios. En Alemania y Austria, donde los incidentes antisemitas son los de mayor número de Europa, el ataque físico a judíos incluye palizas, apuñalamientos y otro tipo de violencia, que llega a heridas graves e incluso la muerte. También ha habido un crecimiento de la violencia antisemita en los Países Bajos y en Suecia desde el año 2000. La mayoría de la violencia antisemita en Europa tiene que ver con el conflicto árabe-israelí debido a que la mayoría de los atacantes pertenecen a comunidades de árabes que residen en Europa. Sin embargo, en comparación con Francia, el Reino Unido y la mayoría de Europa, en Alemania, Austria y Suecia, los atacantes árabes son un porcentanje muy pequeño de personas que realizan actos antisemitas.